domingo, 21 de octubre de 2018

Sant Jaume de Frontanyà

El pueblo de Sant Jaume de Frontanyà ostentaba hasta el año 2016, el dudoso honor de ser el municipio menos poblado de Catalunya con 27 habitantes. En el censo del 2017 ya aparece con 30 habitantes, pasando al segundo lugar después de Gisclareny -también en el Berguedà- que consta con 27 habitantes censados... vamos, que con cualquier fallecimiento o que una familia se instale en cualquiera de los dos municipios, volvería a cambiar el "ranking". Otra curiosidad de Sant Jaume de Frontanyà es que el año 1966, el obispo de Solsona confinó en esta pequeña parroquia a Lluís María Xirinacs, tras su participación en "la caputxinada" de Sarrià.
Curiosidades aparte, Sant Jaume de Frontanyà es conocido por su espectacular iglesia románica del S.XI. Espectacular no por la decoración, sino por la perfección de las líneas y los volúmenes, resultando un perfecto ejemplo del estilo lombardo. También el cimborrio que corona el transepto es único en Catalunya, ya que no es octogonal sino dodecagonal. En el interior vuelve a sorprender la pureza de la arquitectura, realzada por la falta absoluta de decoración... la verdad es que se podría dar una clase de arquitectura románica con esta iglesia.
Iglesia de Sant Jaume de Frontanyà.
Los ábsides y el curioso cimborrio de doce lados.
El transepto y uno de los ábsides laterales.
El ábside principal con las hornacinas semicirculares.
Un antiguo reloj de campanario.
La bóveda interior del cimborrio.
Tras visitar la iglesia nos ponemos a caminar siguiendo el PR C-51, que va subiendo entre el bosque hasta superar la escarpadura que domina el pueblo hacia el noroeste. Las lluvias de estos últimos días hace que baje agua por todos lados, incluido el sendero por el que vamos. Desembocamos en una pista de pendiente más suave y que lleva hasta el Pla del Cingle, donde nos acercamos hasta la Creu de les Forques. Un lugar perfecto para descansar y disfrutar de la espectacular vista sobre el pueblo y la iglesia de Sant Jaume, unos 150 metros por debajo.
Inicio del PR-C 51.
Vistas hacia el Puig Miró.
El agua baja por todos lados.
Un haya perdida entre los pinos.
Primeros colores otoñales.
El Pla del Cingle.
La Creu de les Forques.
Magnífico mirador sobre Sant Jaume de Frontanyà.
La pista continúa cruzando el bosque, en el que se entremezclan el pino rojo con robles y algún haya aislada. Al alcanzar la carena de la Creu Melosa, cambia de dirección y se interna en una zona en que ya predominan las hayas. El PR C-51 abandona la pista para seguir por la carena entre el hayedo, el sendero está muy desdibujado, hay que ir buscando las señales pintadas, y además Ana está cansada de tanta subida, por lo que optamos por volver a la pista y continuar llaneando por la Costa dels Cóms hasta llegar debajo del Coll de la Creu Melosa, justo encima del Grau de l'Esmoladora, en otro prado perfecto para descansar y con buenas vistas.
Entre el bosque de pinos, robles y hayas.
En la carena de la Creu Melosa.
Camino de la Costa dels Cóms.
Pequeño prado sobre el Grau de l'Esmoladora.
Al fondo la Serra de Faig-i-Branca.
Entre la neblina se distingue el Montseny.
Un rato descansando y emprendemos la bajada, no hay pérdida, solo hay que seguir la pista que lleva hasta la masía de Can Frontanyà y la carretera de acceso a Sant Jaume de Frontanyà. Apenas un kilómetro y medio por la carretera y estamos de vuelta al punto de partida.
Curioso racimo de setas.
Can Frontanyà.
Sant Jaume de Frontanyà desde el mirador.
Fonda Cal Marxandó.
La tradicional Fonda Cal Marxandó se encuentra cerrada "por jubilación", con la tendencia actual del turismo es de esperar que vuelva a abrir sus puertas... o quizás Sant Jaume de Frontanyà vuelva a recuperar el primer puesto como municipio menos poblado de Catalunya.
Distancia: 8,7 Km.
Desnivel acum.: +309 mts. -309 mts.

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